
Pescador. José Moreno Villa. Biblioteca virtual Miguel de Cervantes
Pegados al puerto, en la confluencia de la acera de la Marina, que entonces tenía, recordemos, una perspectiva diferente de la actual, y la Cortina del Muelle, había una serie de callejones estrechos que terminaban en lo que se llamaba el boquete del puerto, próximos a por donde hoy transcurre la calle Molina Lario. Parece ser que José Moreno Villa nació, justo en esta zona, en 1887. Nuestro paisano puede ser considerado un humanista, polifacético como diríamos ahora, (poeta, pintor, articulista, crítico de arte, archivero profesional… etc.), a caballo entre las generación del 14 y la del 27. Creó la revista Gibralfaro sobre la que posteriormente se asentarían las bases de la Revista Litoral, auténtica joya editorial en la que intervinieron otros malagueños ilustres como Manuel Altolaguirre y Emilio Prados. No he encontrado referencias exactas de la calle donde estaba situada su casa. Tuvo que ser uno de los edificios que se demolieron a mediados del siglo XX pues como él indica en su autobiografía “Vida en claro”, en su casa unos balcones daban al puerto y otros a la catedral. Las descripciones del lugar donde se situaba su casa asociadas a las características que el encontraba en sus padres y hermanas son correlato de la añoranza y vinculación que sentía por su ciudad natal, durante los muchos años que vivió exiliado en México, a raíz de la Guerra Civil. En el Museo de Málaga, en el Palacio de la Aduana, tras su inauguración, podremos ver pinturas suyas de antes de la Guerra Civil que se conservaron en la Residencia de Estudiantes de Madrid. De allí partió sin saber que no regresaría de la conferencia que fue a dar en Estados Unidos cuando se convirtió en el primer exiliado acogido por el gobierno mexicano. En los últimos años se está llevando a cabo el resarcimiento de su persona y legado. Más admirador que admirado, fue una persona admirable para muchos de los de la generación del 27 que utilizaron en sus creaciones algunas de sus propuestas iniciales. Antonio Muñoz Molina lo describe como “huésped secundario en las fotografías de otros” y argumenta que “la celebridad de los demás lo hará invisible”. Más que de la plaza de la Marina, prácticamente inexistente, Moreno Villa habla del mar que veía desde las ventanas de su casa y a la que tantas veces regresaría con la imaginación, como relata en “Voz en vuelo a su cuna” y a la que ya no le fue posible regresar por la remodelación posterior que se llevó a cabo en esta zona. Su hogar, a principios del siglo XX, coincidía con las construcciones cercanas a la calle del Ancla, demolidas en los años 40 y sobre cuyos terrenos se construyeron con el tiempo los actuales edificios de la acera de la Marina y los situados en los inicios de la calle Molina Lario. Él decía que vivía en la frontera, a la que le daba un significado bello por el mar que divisaba y dramático por los sujetos que frecuentaban su calle. Parece ser que a sus hermanas les atraía, más que a él, el aspecto arrabalero y pendenciero de los alrededores donde vivían, “… llenos de trabajadores del muelle, carros romanos, de dos ruedas y un caballo, tabernas donde reían y reñían los marineros sin tener en cuenta los grados de alcohol de nuestros vinos”. A sus hermanas les gustaba observar el “trajín dramático de discusiones, amenazas y luchas”. Cuando “salían a relucir las facas”, él, se acercaba a mirar “aunque cerrara los ojos en el momento del viaje o embestida”.
Severo Ochoa, premio Nobel de Fisiología y Medicina en el año 1959, aunque nació en Luarca y vivió en Madrid vino a Málaga cuando contaba 7 años pues su madre, por motivos de salud, eligió nuestra ciudad para pasar los inviernos desde 1912 a 1921. Aquí efectuó los estudios elementales y de bachillerato así que atendiendo a lo que dijo el escritor Max Aub: si uno es de donde ha hecho el bachillerato, lo podemos considerar paisano. Su casa estaba muy cerca de la plaza de la Marina, en las primeras casas de la Cortina del Muelle. No me extenderé en su biografía pero referiré su interés por la biología de la mano del neurólogo español Santiago Ramón y Cajal. Estudió Medicina en la Universidad Complutense de Madrid. Durante un tiempo vivió en la Residencia de Estudiantes, en la que ingresaría en 1927 y compartió horas con intelectuales y artistas de la época. Es posible que con Moreno Villa hablara de sus vivencias en Málaga y en Alemania, donde los dos fueron a estudiar, aunque no llegaran a coincidir en ninguno de estos lugares, entre otras cosas por ser de edades diferentes.
Continuará…
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