
Alameda principal, Luís Ruíz Padrón
El mar, que a finales del siglo XVII llegaba hasta Puerta del Mar, comenzó a retirarse por efecto de la sedimentación de los materiales que arrastraba el río Guadalmedina. En 1738 la mitad del terreno de la Alameda aún era playa. Ese año el Conde de Floridablanca promulgó una Real Orden por la cual se le permitía a la ciudad la construcción de un paseo arbolado sobre el arenal que había frente a Puerta del Mar. En estos terrenos empezaron a construir sus viviendas familias que había hecho fortuna en el comercio marítimo y en la industria textil y siderúrgica.
El Ensanche Heredia, que era conocido a finales del siglo XVIII como barrio de Pescaderia, limita al norte con la Alameda Principal. Los primeros palacetes edificados en la parte sur de la Alameda se construyeron pues en los descampados ganados al mar donde se apilaban enseres utilizados por los pescadores que se ganaban la vida en el puerto.
La Alameda Principal fue un proyecto del ingeniero López Mercader, cuyo espacio se pudo ampliar al ser derribada la muralla que rodeaba el casco histórico de la ciudad, que se encontraba en un lamentable estado. Estos grandes proyectos fueron moda en muchas ciudades españolas. En Granada dio como resultado el Paseo del Salón, en Madrid el Paseo de la Castellana, en Sevilla la Alameda de Hércules y en Cádiz la Apodaca. Casi un siglo más tarde se pudo enlazar la zona este de Málaga (Limonar) con la zona oeste (Estación de ferrocarril) aterrando y edificando en la Cortina del Muelle y Acera de la Marina.
A lo largo de dos siglos La Alameda Principal ha tenido otros nombres: Alameda de Wilson, Salón Bilbao, Alameda de Alfonso XII, Alameda de Pablo Iglesias y Avenida del Generalísimo. William Jacob, en una guía para los primeros viajeros románticos que visitan España en el siglo XIX, dice de ella que “es lo único bonito que tiene la ciudad”; a parecidas conclusiones llegan otros escritores: “la Alameda es deliciosa y tiene un aspecto italiano” o “que las casas que se encuentran en ella son lo mejor de la ciudad”. Era un paseo arbolado, embellecido con esculturas y fuentes, donde se dejaba ver lo mejor de la sociedad malagueña. La fuente de Génova de estilo renacentista fue trasladada desde la Plaza Mayor (hoy Constitución) hasta el inicio de la Alameda para adornar el lugar.
Las rampas del puente de Tetuán que podemos ver en muchas fotos antiguas desaparecen en 1913. El nombre dado al puente guarda relación con la historia colonial de España ya que eran muchos los barcos que salían desde el puerto de Málaga a Melilla con tropas que combatieron en las Guerras de Marruecos. Hans Christian Andersen, célebre escritor y un enamorado de la ciudad de Málaga, describe esta zona en los siguientes términos: “Siguiendo Alameda arriba hasta llegar al río Guadalmedina, se encuentra la zona de más vida de Málaga, no es arriba, en la plaza, sino también abajo, en el mismo lecho del río que estaba seco en aquella época del año y convertido en mercado. Allí abajo había caballos y burros maneados juntos, pucheros y cazuelas hervían sobre las hogueras y se habían dispuesto mostradores y mesas. Si de repente descargase un chaparrón o lluvia torrencial en las montañas, el río se llenaría de inmediato y las aguas correrían con tal fuerza hacia el mar rompiendo y arrastrando todo a su paso, que no habría tiempo para ponerse a salvo. Nos contaron que unos bueyes uncidos a un carro se ahogaron en primavera y fueron arrastrados hasta el mar porque no tuvieron tiempo de alcanzar la orilla. Sin embargo en aquel momento el río estaba tan seco que parecía que no había caído una gota en años. Era algo increíble”.
El tramo central de la Alameda Principal se abrió al tráfico rodado en 1925 y en los años 60 se construyó la prolongación de la Alameda, a la que se dio el nombre de Avenida de Andalucía. Se ordenan los tres carriles actuales, que serán remodelados cuando entre en funcionamiento la estación del metro de la zona.
La Alameda del siglo XIX contó con buenos arquitectos que edificaron casas señoriales en los terrenos comprados tras la desamortización eclesiástica de 1836. El pintor Santiago Rusiñol visitó la ciudad en uno de sus viajes a Andalucía y dijo de ella que por sus edificaciones podía situarse en el norte de España. Por cierto que este no fue un piropo. Al pintor no le gustó mucho, al carecer de la esencia y el embrujo que, creía, debía poseer una ciudad mediterránea con un pasado musulmán. No olvidemos que los magnates de la época eran personas muy relacionadas con Centroeuropa y el norte de España.
Málaga tenía un gran peso económico. Se comercia con productos agrícolas como la vid, el aceite, las pasas y la caña de azúcar. El negocio textil y siderúrgico cobra una importancia extraordinaria, llegando a ser la segunda ciudad industrial de España después de Barcelona. Se crea una red de industrias auxiliares: jabón, curtidos, pinturas, cerveza, salazones, serrerías de madera, alfarerías y tejares. Málaga se moderniza. El turismo de invierno está en su máximo esplendor auspiciado por la “Sociedad Propagandista del Clima y el Embellecimiento de Málaga”, creada en 1897. En ese mismo año se electrifica la ciudad y en 1901 los tranvías eléctricos comienzan a funcionar.
El edificio del Banco Hispano hace esquina con la calle Córdoba. Es obra del segundo de los tres arquitectos Strachan que edifican la ciudad. Fernando Guerrero Strachan fue alcalde y presidente de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo. Se le conoce como el Gaudí de Málaga por la vistosidad e imaginación que pone en sus edificios modernistas. Otras obras suyas son el Hotel Miramar, que ahora están rehabilitando, el Ayuntamiento, el Hotel Caleta Palace y los dos edificios de viviendas que hay en el inicio del Paseo de Reding.
Hacia la mitad de la Alameda encontramos un edificio del siglo XVIII y rehabilitado en 1995, que era la casa de un rico comerciante. Actualmente acoge el Archivo Histórico Municipal. Fue una de las primeras construcciones que se levantaron en la zona. Ha sido Audiencia Provincial, Colegio Universitario y sede de la Universidad de Málaga. Actualmente alberga el Área de Cultura del Ayuntamiento. El edificio está destinado a conservar, organizar y difundir la documentación generada por el Ayuntamiento de Málaga desde su creación en el año 1489.
La Equitativa es otro edificio interesantísimo pendiente de rehabilitación y de resolución de litigios. Está situado en un extremo de la Alameda Principal, frente a la calle Larios, en los terrenos que ocupó el Palacio de la familia Larios, que procedían de una modesta familia de un pueblo de Soria. Pablo Larios de las Heras se establece con sus cinco hijos para hacer fortuna en Málaga a principios del XIX. El negocio textil encarnado en la fábrica Industria Malagueña, sería el gran instrumento de enriquecimiento de esta familia, pero también los seguros marítimos y terrestres, la fabricación de sal, el negocio bodeguero, una sociedad de vapores… que llevaron a Martín de Larios y Herreros a convertirse en el marqués de Larios en 1865, título concedido por Isabel II.
En el inicio de la Alameda, en confluencia con la Calle Larios, encontramos la estatua del II Marqués de Larios. Manuel Domingo Larios y Larios, muy querido por los malagueños. Fue un gran mecenas y un industrial poderoso. Todos sabían que era dueño de calles, campos y fábricas… Cuentan que alguien preguntó si la Catedral también era suya, no, le dijeron, pero si de su reloj. La escultura monumental y decimonónica obra de Benlliure de 1899 representa al II Marqués de Larios como un burgués próspero y gallardo. En uno de los laterales del pedestal, podemos leer “Málaga agradecida”, refiriéndose a la contribución económica que el marqués había hecho en la recién y atractiva calle Larios que comunicaba la parte antigua de la ciudad con la Alameda. El pedestal sobre el que se asienta ha sido muy modificado en altura y necesitado de restauración tanto en las estatuas como en los detalles en bronce que lo adornaban. Las figuras de los laterales simbolizan el Trabajo, por cierto que el modelo fue un torero de la época, aunque aquí luce con pico y azadón, y la Caridad que lo hace mediante una mujer que ofrece un niño a la protección del benefactor. Los símbolos siguen jugando un enorme papel y en las revueltas que se produjeron en 1931 y siguiendo lo escrito por Salvador González Anaya en su obra “Las vestiduras recamadas”, se narran los pormenores del derribo de la estatua. Con un cable la arrancaron del pedestal. La cabeza quedó separada del resto y la alzaron como un trofeo mientras que la otra parte fue arrastrada hasta las aguas del puerto. Encima del pedestal colocaron inicialmente la bandera republicana y estuvieron a punto de destruir las dos alegorías si no llega a ser porque uno de los presentes comentó que una de ellas representaba el trabajo y decidieron encaramarlo al pedestal. Con el tiempo los personajes homenajeados vuelven a ocupar su lugar.
Los puestos de flores son signos de identidad de la Alameda. Comprar flores y cometer una infracción con el coche es algo que los malagueños tenemos asociado.
- Los grafitis de los ciudadanos del mundo Dal East y su mujer Faith47, cuyos dibujos expresan conceptos existenciales y emociones vitales, pueden encontrarlos en los muros superiores de algunos edificios de esta calle, cerca de donde está la iglesia Stela Maris. Si se pasan ustedes a la acera del paseo central podrán contemplarlos con tranquilidad. Vale la pena. De estos artistas hay murales de grandes dimensiones, repartidos por todo el mundo. La fauna es la principal fuente de inspiración para Dal East. El pájaro hecho de fragmentos que se entrelazan sin saber, bajo el efecto tridimensional, si se aglutinan o esparcen se rodea de toda la bandada. Faith47 nos deja un dibujo complejo que describe a una mujer que baja un tirante del vestido con un gesto desafiante. En el lateral escribe: infinitud del universo. Sus obras suelen expresar la dura realidad de la vida.
Continuará…
Próxima entrada del Callejero ilustrado: calle Córdoba